Formado por un grupo de amigos de instituto en la capital de Méjico, enamorados del rock & roll estadounidense, este conjunto empezó a tocar sin tener un nombre siquiera, hasta que durante un concierto el presentador, el famoso cómico mejicano Palillo, les puso este nombre (Los Chicos Locos, en inglés) por su dinamismo y simpatía. El mismo Palillo les fichó para una serie de conciertos, pero pasados estos la mayoría del conjunto lo dejó, excepto Vivi Hernández y Luis Sánchez, que siguieron ensayando sin descanso y reclutando nuevos miembros. Gracias al apoyo de su padres pudieron comprar instrumentos y mantenerse actuando en fiestas donde prácticamente no cobraban ni un chavo. Aún así tuvieron la suerte de que les viese el locutor de radio Jaime Ortiz Pino, al cual les gustó tanto que se los recomendó a los de discos Orfeón, los cuales les grabaron una maqueta que debía radiar Ortiz Pino, y si se recibián muchas llamadas entusiastas en la emisora les ficharían. Así fue, claro, y les editarón el rockabilly "Leroy" (1960), el cual se convirtió en una especie de himno de los rockers mejicanos gracias a la popularidad que alcanzó en las desde entonces constantes apariciones televisivas de los chicos, al cantarla siempre. Vinieron en seguida otros singles, frescos y muy rockeros, entre los que había versiones, pero también temas propios como "El niño Popis" (1961), que fueron pronto recopilados en álbumes. Salieron de gira por todo el país, pero no tardó Hernández en dejar la banda para iniciar una carrera en solitario, y el grupo suaviza su estilo, dejando el salvaje rockabilly que les había caracterizado hasta entonces, para centrarse en el high school y el twist. Podemos destacar "La pulga" (1962), tema que cantaron en la película "A ritmo de twist", pero aunque siguieron saliendo de gira por todo el país su popularidad empezaba a declinar. Igualmente, Hernández no había tenido suerte como solista y se reincorporó al grupo, en medio del disgusto de algunos, que no habían aceptado de buen grado su precipitada salida, grabando ahora el rockabilly "Mozart" (1964). Pero había ya muchas tensiones y Los Crazy Boys, uno de los grupos pioneros de más auténtico rockabilly de Méjico, se separan. Hernández pretende continuar con una especie de sucedaneos, Los Crazy Birds, una banda garajera que grabó temas del sub-género como "Estoy loco" (1966) o "Superticiosa" (1967) -sic- sin el éxito de sus predecesores y que no duró mucho más. Hernández formó entonces Los Fratelos, más cercanos nuevamente al rockabilly, destacando entre sus temas "Paralizado" (1968), pero se separaron poco más tarde. Hernández empezó, ahora sí, su verdadera carrera en solitario, en la cual debemos destacar su re-versión, ya grabada antes, del clásico del rock-horror "El monstruo" (1971) o "El maniquí" (1972), pero sobre todo destacó por sus apariciones televisivas, interpretando viejos temas del rock & roll, sobre todo de Elvis Presley. Esto le llevó a participar en el entonces prestigioso festival de la OTI, con una canción ligera y espantosa con la que sin embargo quedó en segunda posición. Por desgracia, cuando su popularidad había repuntado nuevamente, falleció como consecuencia de una pancreatitis, en 1977, cuando solo tenía 35 años de edad, curiosamente solo unas semanas después que su adorado Elvis. Sánchez formó unos nuevos Crazy Boys en 1999, pero en 2009 tuvo una crisis diabética que primero obligó a amputarle una pierna y finalmente acabó con su vida el día de su 67 cumpleaños.
Músicos: Luis "Vivi" Hernández (voz), Raúl Lara (guitarra), José Luis Scali (bajo), Luis Sánchez (batería) y Luis Ángel "El Grillo" Vallejo (piano).
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