Bailey (en medio), su socio Glendell y la cantante Little Maxine Simmons.
Natural de Pensilvania (Estados Unidos), era un amante de la música hasta extremos de locura. Se arriesgó a alquilar un estudio para grabar el single de du-duá "Be my love" (1961) al cantante local Cletus Marland, que editó en un sello llamado en exclusiva para la ocasión Bevmar. Marland marcharía a Detroit poco después y le iría aceptablemente bien como cantante de soul. Animado por este pequeño logro, Bailey fundó en su propia casa un pequeño estudio de grabación casero y un pequeño sello discográfico independiente Var-Bee (con oficina oficial y semi-ficticia en la calle Grant nº 628 de Pittsburgh, hoy demolida). En medio de una organización caótica y unos medios primitivos, el amateurismo de esta marca queda registrado en sus grabaciones, y resulta poco menos que un milagro que en tan pocos meses de existencia consiguiese dar a luz algunas ediciones no demasiado malas. Especializado en el lado más suave del primer rock & roll, Bailey grababa en un magnetofón casero y daba las cintas a la empresa Rite para que las editara en vinilo y les pusiera las etiquetas que quisieran. La distribución y venta de las escasas copias se hacían en mano y los artistas eran, por lo general, amigos de Bailey o cantantes de medio pelo que encontraba en algún club local. El primero de sus discos editado, "Since I lost you" (1961), fue para la cantante negra de rhythm & blues Little Maxine Simmons. La chica, habitual de los clubs locales, tenía buena voz y presencia, pero desde luego no era Var-Bee trampolín adecuado para su carrera y nada salió de su disco, perdiéndosele la pista desde entonces. Tras grabar a unos misteriosos Vic Cole & the Lefemmes vino el disco "Womp", de The Del Pris. Era este un grupo inter-racial de du-duá de la localidad que, en realidad, se había cambiado el nombre hacía algunos meses a The Legends, pero Bailey prefirió editarlo con su nombre original ante el temor que otros Legends de otras ciudades pudiesen querellarse. No se habría dado el caso pues nadie se enteró de la edición de este disco. A continuación vinieron las baladas high school "Jeanie" (1962), por parte del guaperas local John Lythgoe, con su grupo de acompañamiento The J.L. Tri Five; "Jimmy Love", de Sandra Lee; y "I lost my girl last night", de Bernie Staudt, un cantante que llevaba actuando desde los 14 años con un estilo parecido al de su gran ídolo, Elvis. Ninguno de estos discos funcionó, sus intérpretes se dedicaron a otros empleos más convencionales y Bailey cerró discos Var-Bee. Staudt (que al principio de su carrera había adoptado el apellido artístico Stout) grabó algunos discos country en Nashville en 1976, y después de aquello se enrolaría en algunas bandas para completar ingresos. A finales del siglo XX ya solo actuaba en eventos familiares y fiestas privadas en compañía de sus hijos, también músicos, y se jubiló en el año 2010. Creemos que ha fallecido recientemente. De Los Del Pris sabemos que su integrante Wilson Rue murió en 2007, a los 68 años de edad. Bailey, mareando acreedores y fisco (habilidad esta que le acompañaría el resto de su trayectoría discográfica), fundó entonces el sello TeemA, el cual solo grabó el disco de du-duá "Deep in the night" (1963) al conjunto de extraño nombre Gene & Rabbit, que no dejaron pista alguna de su destino posterior. Ahora Bailey creó discos Trynorr, donde grabaría a la adolescente Donna Lynn el single "Till the end of time". Fue este el mayor logro de su carrera pues la chica causaría sensación a nivel regional con su estilo grupos de chicas de los 60 y continuos homenajes a Los Beatles, y vendería sus derechos sobre ella a discos Capitol, los cuales le consegirían a la chica unos meses de relativa fama. A pesar de este empujoncito, Trynorr solo editó un disco más, "Something wonderful" (1964), al misterioso conjunto garajero The Kantelles. Paralelamente llevaba en danza también discos Art-Flow, que sacó dos singles de doo-wop, el interesante éxito regional "I wasn´t so long before", de The Four Townsmen , y "I want your love" (1965), de Walter Warren Delong´s, así como un disco de un tal Pete Martini del que no se absolutamente nada. Luego Bailey fundó discos Victan, una discográfica de soul que solo editó dos singles, a Curtis & the Showstopper y a Houston Miles, artistas que tampoco prosperaron. Buscando explotar el nuevo mundo hippy californiano, marchó Bailey a Los Angeles, donde fundó ahora el sello Reuben. Aquí editó el disco psicodélico "Mummy walk" (1966) por parte de unos tales The Contrails, que se aireó lo suficientemente bien como para que fuera re-editado por discos Diamond. Una vez pasado su verano del amor, Bailey regresó al Este, instalándose en Detroit, donde fundó ahora el también efímero sello de soul ReeFlair. Aquí hemos de destacar el tema "Bye bye baby" (1967) de Bobby O´Brown, pero por razones que suponemos de estrategia económica, cerraría el negocio y alternaría su residencia entre Pittsburgh y Detroit. Del mismo modo su nueva discográfica de soul, Millage, con nada menos que nueve ediciones en unas pocas semanas (entre ellas algún nuevo disco de The Contrails), no tendría una sede localizable. En Pittsburgh lanzaría discos Del-La, donde editaría un solo single, de soul, "That´s what I love you" (1968), de Grant Street Exit, antes de volver a Detroit. Ahora abriría la que sería su más reconocida empresa: discos D.T. (con sede en la calle 14926 de la calle Ward). Para los amantes del soul es esta una discográfica mítica, pues abriría las puertas a luego figuras de culto del género como Emmanuel Laskey durante los primeros años 70. Esto ahora, pero entonces las ventas fueron bajas y, de nuevo, Bailey cerró una casa para abrir otra, discos Single B (esta en 13027 de la avenida Pembroke), un sello que editó unos pocos discos, destacando "Game of life", de Lorraine Jackson, antes de que con "I don´t want to slip away" (1974), de Cleveland Martin & the Soul Sets, ya empezase a tender desafortunadamente hacía el funk. Tras aquello abandonó est tipo de negocio aunque siguió vinculado a la música. Bailey, encantador y gracioso, tenía su sótano lleno de discos que gustaba enseñar a quién quisiera verlos y era ya muy anciano cuando decía, poco antes de morir, que aquellas pilas de discos viejos y polvorientos eran "su futuro".
Lythgoe, uno de los muchos descubrimientos de Bailey que no prosperaron.
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