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lunes, 29 de septiembre de 2014
"Hot Rod Gang" (Lew Landers, 1958)
Johnny (interpretado por John Ashley, un habitual de este tipo de películas) es un joven que lleva una doble vida, para su familia con la que vive es un empollón amante de la música clásica, un tímido recatado, pijo de buena familia y un conservador, pero en realidad es un cantante de rock & roll aficionado, un noctámbulo ligón y un apasionado de los hot-rods, coches trucados para hacer carreras ilegales. Debe mantener esta farsa si quiere heredar de sus tías solteronas, en apariencia enemigas de la nueva juventud rebelde. Por ello, y para conseguir dinero para pagar los atrasos en el alquiler del club juvenil, empieza su carrera como cantante disfrazado de beatnik. Para complicar aun más las cosas, otro rocker, un envidioso, le mete en serios problemas al culparle de unos robos que él mismo ha cometido, asociado con un gangster que quiere hacerse con el local. Las cosas se iran arreglando, sobre todo gracias a la ayuda desinteresada de la estrella del rockabilly Gene Vincent, que acepta hacer un concierto benéfico. Es una entretenida película de acción, romance (lo justo) y humor, que incide en un abismo generacional, que si bien exagerado hasta la caricatura (en un tono humorístico que, aunque simpático, no ha envejecido bien precisamente) la realidad es que nunca hasta entonces ni después las diferencias entre padres e hijos han sido tan grandes. En ello reside la gracia de varias escenas aparentemente tontas, en un rompimiento total, una de cuyas consecuencias sería el nacimiento del rock & roll. Tupés, rockabilly, velocidad, bailes, peleas (no malas), chicas... ¿Qué más se puede pedir? Muchas más cosas (un guión ingenioso, cómicos de talento, narrativa original, interpretaciones geniales...), pero no lo haremos a una película de tan ínfimo presupuesto y de poco más de una hora de duración. Además la banda sonora es sensacional, contando con la actuación estelar de un Gene Vincent y sus Blue Caps en plena forma, en un documento único de la fuerza y frescura del grupo, posiblemente los más rockers de su tiempo. Vincent, para redondear el momento, no lo hace mal en las pocas frases en las que le toca actuar. Los genios tocan algunos de sus principales éxitos del momento, como "Dancin´ in the street" y "Baby Blue", y además suenan otros como "Dance to the bop" (en la escena del ensayo de baile) y "Lovely Loretta" (en la gramola del club). Ashley, al que se quería lanzar como cantante de rock & roll, tanto en la película como en la vida real, no lo hace mal en sus tres temas compuestos para la ocasión, el rockabilly "Hit and run lover", la balada "Gee (how I love you)" y el medio tempo "Annie Laurie". La actriz Maureen Arthur, que da vida a la primera y poco celosa novia de Johnny y que ilustra el cartel del film con sus dos torpedos, tiene también su oportunidad cantando el sensual aunque mediocre rhythm & blues "Choo choo cha Poochie". La banda sonora la completa el tema instrumental que da título al film, y que suena durante los créditos, y que fue compuesta por el especilista en esta clase de trabajos, Ronald Stein. Dos últimas anotaciones: Habreís leido en alguna parte que Eddie Cochran sale de extra, pero no es cierto. La que si aparece es Kay Wheeler (la primera fundadora de un club de fans de Elvis, y que había salido de gira con Johnny Carroll para animar los descansos, siendo presentada de forma harto desconcertante como La Reina del Rock & Roll), haciendo uno de sus habituales bailes algo descoordinados. No una obra maestra precisamente pero los sinceros amantes del rockabilly no debeís dejar de verla.
Un extracto, con Gene Vincent. Al fondo, charlando chulamente, Los Blue Caps.
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