A los oidos de los adolescentes bolivianos de finales de los años 50 apenas llegaban ecos del rock & roll que arrasaba el mundo, por su aislamiento, por los ritmos folclóricos que inundaban el mercado y por el poco o nulo desarrollo de las emisoras de radio especializadas. Aun así, gracias a películas como "Semilla de maldad" y algunos discos sueltos que llevaban, se fue formando un pequeño nucleo en la capital, no más allá, aficionado al nuevo ritmo. Entre ellos estaba Germán Toro, verdadero pionero del rock & roll en Bolivia, que formó el grupo aficionado Los Greenvilles. Aparte de tocar en fiestas del colegio poco más podían hacer, y Toro se empezó a reunir con otros amigos para tocar en la plaza del barrio bajo el nombre de Los Hot´s. Tras presenciar al conjunto Los Pepes, una agrupación folclórica que solía insertar alguna balada rockera en su repertorio en los bailes vecinales, decidieron lanzarse al profesionalismo, ya sin Toro, realizando versiones en castellano de clásicos del rock & roll norteamericano, llamándose ahora Ricardito y sus Esclavos del Rock, por el nombre de su cantante, Ricardo Solares. Buena y graciosa elección, dejando tewmporalmente de lado la inefable moda de ponerse nombres anglosajones. Debutaron con gran éxito en las fiestas de la primavera locales, en 1959, pero aun así dos de sus integrantes no veían aquello como un proyecto real para el futuro y decidieron ingresar en la academia de policía (uno de ellos, José Aguilar, fundaría más tarde un efímero grupo beat llamado Los Crickets). Solares y su otro compañero deciden entonces juntar fuerzas con otro conjunto pionero, Rulito y sus Teenagers (pue su cantante se llamaba Raúl Ríos), para formar Twist, nombre que ya da idea de cual era el estilo bailable hacía el que habían girado. Su puesta en escena era extraña y multitudinaria, con ocho músicos haciendo un tremendo escándalo con todos los instrumentos posibles, incluyendo pandereta, lo que a veces más les daba el aspecto de una tuna que de un verdadero conjunto de rock & roll. Tras reincorporar a Toro y reducir un poco la formación decidieron rebautizarse, ya en 1964, con el raro nombre de Bonny Boys Hot´s, consiguiendo ahora muchas actuaciones en fiestas y salones de baile y perfilándose como el mejor grupo boliviano del momento, grabando al fin un EP que, la verdad, resulta bastante soso para como ellos eran. Su gran oportunidad llegó cuando el gran Enriquito Guzmán llegó de gira a Bolivia sin grupo, al parecer incumpliendo un acuerdo previo, por lo que fue detenido por la policía (no sabemos si por los miembros de Los Hot´s que habían ingresado en el cuerpo). Se llegó al acuerdo de que actuaría acompañado por un grupo nacional, y así fue como los Bonny se convirtieron en el grupo de su ídolo en aquellos días (aunque en un principio se pensó en la orquesta Swingbaly). La visita de Guzmán dio nuevos brios al rock boliviano en general y a los Bonnys en particular, y los chicos fueron contratados como grupo de apoyo en un EP de Humberto Castillo y en su gira promocional por todo el país. En la capital su meca era el Club Alemán, refugio de todos los jóvenes amantes del género (entre ellos un tipo llamado Luis Alberto Valle, que siempre bailaba como un loco encima de las mesas) y sede de actuaciones de grupos pioneros como los Bonny o Los Splendid. Por desgracia, durante una actuación de estos últimos y con los Bonny de testigos, un tipo entró en el local acusándolos a todos de falangistas (en Bolivia es, al contrario que en España, sinónimo de izquierdista) y diciéndoles que los iba a matar a todos. Solo liquidó a uno, pero eso fue suficiente para que se cerrase el local y para que la fama de refugio de delincuentes del rock & roll también llegase al país. Esta crisis hizo que varios de los Bonnys dejasen el grupo e incluso Bolivia, siendo la perdida más sentida la de Toro, el cual se fue a Chile a tocar con Los Mavericks, país donde trabó gran amistad con otro grupo pionero, Los Blue Splendors. Por suerte Toro volvió a tiempo para evitar la disolución del grupo ya que Solares y uno de sus guitarristas ya habían dejado la banda. Fichó a dos miembros de Los Rounders para sustituirles y, cosa curiosa, a un segundo cantante, Armando Paravicini, lo que le daba al conjunto un sonido particular dentro del garage rock al que habían derivado. Ahora les llueven las actuaciones y no rechazan ninguna por absurda que sea: cumpleaños privados, elecciones de reina de las fiestas, celebración de los ganaderos,... y también trabajan como grupo de apoyo para otros cantantes, como Juan Carlos Tórrez, en la cara B de cuyo single aprovechan para grabar su propia versión instrumental del "Green Onions" (1965). Poco después vuelve Solares y el grupo se rebautiza como Ricky Solares & los Bonny Boys Hot´s, grabando ahora una serie ininterrumpida de discos pero transformándose demasiado rápido en un grupo pop y de baladas, aunque siempre se puede salvar algún tema memorable como "Ven caliente que estoy hirviendo". En 1968 Solares y Toro vuelven a irse y, tras algunos meses de descanso la banda retoma su actividad con menos miembros y ahora por fuerza más como grupo instrumental, aunque se recurra a Paravicini en algunas ocasiones concretas para poner las voces. Hacen de teloneros de Los Shakers, pero como muestra de como había empezado a degenerar su música solo decir que también fueron contratados ahora como acompañantes de gente como Jorge Mistral o Armando Manzanero. Así las cosas y como ya eran hombres casados y con hijos decidieron disolver el grupo en 1970 antes de que la cosa fuera a peor. Paravicini se dedicó al automovilismo, llegando a campeón nacional sin rivales de su talla hasta que un accidente, en 1983, le dejó practicamante inmovilizado durante 7 años. Desde su recuperación es presidente de la federación de automovilismo boliviana. Luis Alberto Valle, aquel loco del Club Alemán, se casó con la hija del dictador Hugo Banzer (1971-1978) y por tanto fue ascendiendo en los círculos del poder sin tener ningún don para ello, a la espera de un Ministerio dedicado a bailar encima de las mesas. Tras recuperar el poder Banzer en 1997, nombró a Valle prefecto de La Paz, y este no desaprovechó el tiempo y se dedicó a malversar más de 20 millones de euros. Cuando Banzer dejó el poder de forma precipitada en el año 1999 todo el pastel se desveló y Valle huyo cual rata, escapando de la justicia durante más de 10 años hasta que, localizado en Perú, fue deportado y llevado detenido de forma ignominiosa a su país a cumplir una merecida condena. Cuento esto para que sepais que no por ser rockers, y al contrario de lo que solemos pensar, estamos libres de responsabilidad.
Músicos: Ricardo Solares, José Luis Portugal y Armando Paravicini (voz), Pedro Suárez y Alfredo Carvajal (guitarra), Carlos "Chalo" Sánchez (guitarra y voz), Jaime Zaconeta y Chabelo (bajo), Germán Toro y Miguel Scarpelli (batería), Luis Arce (teclados) y David Stanovich (saxo).
"Ven caliente que yo estoy hirviendo".
2 comentarios:
que mal que este grupo se haya disuelto tan rapido y tocaban buen rock and roll colecciono algunos de sus temas que son muy difiles de conseguir.sin duda una de las mejores bandas de rock and roll que tuvo Bolivia...
Para la poca historia que se escribe de la música desarrollada en Bolivia, el autor de este escrito demasiado juicioso. Un típico boliviano opinologo que nunca hace nada, pero que bien critica.
Al final, la opinión de uno y otro es lo de meno. Lo que importa es la maravilla de música que se ha hecho y se hará en Bolivia.
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