A mediados de los años 60 en los Estados Unidos la prosperidad económica hacía posible que no solo los jovenes pudieran comprar discos y entradas para conciertos sino que también los pre-adolescentes fuesen capaces de hacerlo. Los promotores discográficos vieron el filón y se decidieron a aprovecharlo sin ningún escrúpulo. Para entonces el rock and roll original, el rockabilly, el du-duá e incluso la música más edulcorada de los teen-idols era algo pasado, algo que los chavales de menos de 13 años consideraban propio de sus hermanos mayores o incluso de sus padres. Por otra parte se consideraban demasiado maduros para oir melodías infantiles por lo que había que buscar algún escalón intermedio. Así pues, desde 1967 más o menos, aparecieron una serie de grupos que, basandose en ritmos del rock and roll más simple mezclado con canciones para niños, llenaron ese hueco. Serían conocidos como grupos bubblegum (chicle), tanto por sus ritmos pegajosos y empalagosos como por la costumbre de los pre-adolescentes de la época de mascar chicle sin parar, así como porque aparecían cromos de estos grupos en los paquetes de chicles como publicidad habitual. Eran de apariencia inofensiva pero tras unos coros angelicales, una música bailable límpida y unas letras aparentemente inocentes se escondían muchas veces dobles significados de índole sexual (las constantes referencias a comidas como piruletas, mermelada o miel muchas veces iban por otros caminos). Realmente, y a pesar de la calidad de algunas de estas canciones, este tipo de música fue totalmente controlada por las empresas discográficas (fueron los productores Kasenetz y Katz los que propusieron el nombre del sub-género) e incluso por las fábricas de chicles que subvencionaban grupos a cambio de que ellos promocionaran sus productos, deshaciendose de ellos tras cualquier éxito como si fueran pañuelos de papel (la mayoría de ellos solo duraban un single). Un caso extremo es el de 1910 Fruitgum Company, una banda cuyo nombre lo dice todo. Lo que es más, en ocasiones esas bandas ni existían como tales, sino que eran músicos de estudio que grababan una canción bajo un nombre para el momento y luego los ponían a trabajar en otro grupo, este es el caso de Ohio Express, formado por componentes de Fruitgum Company y otros grupos. Otros de los grupos no eran sino actores de un programa de televisión a los que ponían a tocar (a veces aparentaban tocar y un músico de verdad lo hacía por detrás), bueno, más que un programa de verdad eran larguísimos anuncios publicitarios de zumos, chicles o frutas. Así es como se hicieron famosos grupos como los Banana Splits (creados por Hanna-Barbera) o los Monkees. El colmo de la caradura eran ya Los Archies (su éxito "Sugar sugar" es el más representativo del sub-género) que eran en teoría unos dibujos animados. Claro, era imposible verlos en actuaciones en directo pero a los niños se les podía engañar facilmente. Lo increible es que también triunfaran entre los mayores, bueno, no tanto, muchas de sus canciones son realmente buenas. El grupo menos artificial y el único con cierta independencia respecto de sus creadores fueron los Lemon Pipers, cuyo tema "Green tambourine" había sido el primer número uno del chicle rock en 1968. El chicle rock es, en definitiva, un sub-estilo y una forma de producción circunscrito exclusivamente (en esos años) al capitalismo salvaje estadounidense ya que mientras tanto, en Europa, lo que triunfaba era el radicalmente opuesto independiente garaje rock. De todas formas al otro lado del charco, con la llegada de los años 70, todos estos productores sin escrúpulos no desfallecieron cuando el bubblegum rock se iba quedando anticuado y crearon algo más acorde con los tiempos, el más blando, bailongo y comercial bubblegum pop (chicle pop), con grupos esta vez si reales pero también creados artificialmente y controlados totalmente por esas compañías. Ahora lo que les pareció más vendible era que esas bandas fueran compuestas por niños, y a ser posible hermanos. Así es como aparecen los Jackson Five, la Familia Partridge y los Osmonds (la verdad es que vista comercial no les faltaba). Pero pronto la aparición del glam rock (al que en cierta medida influyó el bubblegum), mucho más agresivo, desterraría a todos estos al retiro. De todas formas estas prácticas canallescas de las industrias discográficas y otras firmas comerciales continuan sin interrupción, con música de mucha menos calidad y de forma mucho más vergonzosa (recuerdese el escándalo de los Milly Manilly esos), siendo las grandes compañías televisivas las que siguen creando y manejando a su antojo a las nuevas estrellas (vease Operación Triunfo, Factor X o engendros similares) a cuyo lado los músicos del bubblegum rock, títeres o no, eran unos verdaderos genios.
El "Sugar sugar" de los Archies. Aunque no os lo creais no lo tocan estos personajes sino unos músicos de estudio que están grabando encima de los dibujos.