domingo, 22 de marzo de 2015

Roy "Boy" Baker (Hazard, 1929 - Knoxville, 2014)

Nacido en una localidad minera de Kentucky (Estados Unidos) su padre trabajaba en la mina de carbón y él se vio también acarreando mineral desde muy pequeño, ganándose el apodo de Roy Boy, el Chico Roy, entre los otros mineros, mote que ya nunca le abandonaría. En los pocos momentos que la mina le dejaba libre, el pequeño Roy se dedicaba a aprender a tocar instrumentos, algo para lo que tenía un dón, y a vender dibujos que hacia. Así en su adolescencia ya tocaba con soltura media docena de ellos y empezó a soñar con dejar sus duras condiciones de vida. No iba a ser fácil, pero al menos de momento se decidió a dejar su pueblo, encontrándo trabajo en una fábrica de General Motors de Detroit, actuando en los bailes que la empresa organizaba los fines de semana. Sus actuaciones ampliaron sus miras y suya fue la última edición de Dess, una discográfica independiente regida por el Coronel Sam Sayler, pero que en su modestía y sus seis años de Historia (1957-1963) dio vida a grandes discos de rock & roll. Su disco, "Bridges of love" (1963), era un magnífico R&R con toques doo-wop y estaba compartido con un tal Gerry Dee ("I thought I heard you call my name") por la otra cara. Baker pasó un tiempo tocando sin grabar nada hasta que su amigo Sayler retomó sus ansias empresariales y montó discos Dessco, una especie de continuación de Dess. Aquí se volvió a editar su "Bridges of love", pero ahora con otro tema de Baker en la otra cara, el más country "Contract time in Detroit City" (1970). Cuando se jubiló, tanto de la fábrica como de la música, se estableció en Knoxville, donde abrió una funeraria llamada Bridges (como su canción) y consiguió aparecer como minero en la película "Cielo de octubre" (1999). Luego, tras los atentados del 11-S creó una especie de personaje ultra-patriótico enfundado en la bandera yanqui que hacía actividades benéficas por todo el Este de Tennessse y que llegó a ser bastante conocido. Cuando la salud le apartó de esto también volvió a sus inquietudes artísticas de juventud, llegando a ganar un premio local de arte abstracto. Falleció como consecuencia de problemas coronarios a los 85 años de edad.
Músicos: Roy "Boy" Baker (voz, piano, guitarra, batería, banjo y violín).

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