miércoles, 3 de diciembre de 2014

Dean & Jean (Dayton, 1958 - 1966)

La historia debemos empezarla en Dayton (Ohio, EE.UU.), en 1955, cuando un grupo de chicos de un instituto local decidieron formar un conjunto de rhythm & blues vocal al que bautizaron como The Corvettes, por el nuevo modelo de coche de la marca Chevrolet que acababa de salir al mercado. Cantaban principalmente en la barbería del tio de uno de ellos, haciendo ese sub-estilo vocal casero y tranquilo, cercano al jazz, que se ha dado en llamar, precisamente por donde se solía cantar, barber-shop. Cuando incorporaron al guitarrista de Tennessee Walton Young (al que llamaban en broma papi, porque era algo mayor que ellos) empezaron a actuar en clubs de la zona y actos sociales, consiguiendo en uno de ellos ser teloneros de Count Bassie. Esto les animó a presentarse al mítico concurso de jovenes talentos del R&B del teatro Apollo de Harlem (Nueva York), pero uno de ellos no quisó ir y Young le sustituyó, incorporándose así también a las voces. Aunque no ganaron no les fue mal, y los chicos, encandilados con la Gran Manzana, no quisieron volver al provinciano Dayton, buscandose trabajos para subsistir (todos en un minúsculo apartamento) y actuando en algunos clubs. Fue así como conocieron a su paisano Tex Cornelius, del grupo doo-wop The Orioles, que no solo les consiguió un representante, sino que les dejó hacer una actuación acreditados como Los Orioles para que pudieran cobrar más. También les compuso unas canciones y les consiguió una audición en la todopoderosa discográfica RCA, pero por desgracia los temas que allí grabaron no salieron a la luz. Cuando uno de ellos se volvió a Ohio porque su mujer estaba embarazada, y dado que habían cambiado de sexteto de barber-shop a cuarteto de du-duá, decidieron rebautizarse como The King Toppers. Ahora, de nuevo gracias a Cornelius, grabaron un par de temas en el sello Jubilee, pero de nuevo surgieron los problemas en la formación cuando uno de ellos fue llamado a filas. Para sustituirle se recurrió al propio Cornelius, cuando sus compromisos con Los Orioles se lo permitían, pero era solo un apaño, y cuando otro de ellos tuvo que irse a la mili y otro simplemente se cortó el pelo y se volvió a Ohio, harto. Los King Toppers, cada uno por su lado, acabarían sus carreras en sucedaneos de otros grupos vocales de fama, como los Ink Spots, los Drifters o los Ravens. Y Ahora que el grupo había dejado de existir es cuando los de Jubilee editaron sus grabaciones, en la modesta y de poca tirada subsidiaria Josie. El single resultante, "Walkin´ and talkin´ the blues" (1957), compuesto y cantado por Young, es sorprendentemente bueno, y aunque aireado en las principales emisoras del país, no se vendió demasiado. Young, ahora solo en Nueva York, se puso a trabajar en una empresa de mensajería a la vez que tocaba la guitarra en algunas grabaciones de otros. Conocío en esta época a su paisana Brenda Lee Jones, que había grabado un único single, el magnífico "I ain´t gonna give nobody none" (1955), con Los Vocaltones a los coros. Juntos decidieron volverse a Dayton para formar pareja artística, haciéndose llamar Dean & Jean,  no me pregunteís porqué (atención, no confundir con los surferos Jan & Dean). El caso es que una vez juntos olvidaron las baladas R&B y el doo-wop clásico que hacían por separado y de forma radical editaron en el sello local Buckeye el rockabilly "Oh yeah" (1958) y el rock & roll "Turn it off" (1959) para discos Ember (donde también grabaron unos tal Dean & Gene, que nada tienen que ver con ellos). Pero las ventas fueron tan pequeñas que durante un tiempo pensaron que los dos solos juntos no iban a ninguna parte, por lo que se juntaron con el bluesman Tommy Tucker para formar el trío du-duá The Dusters. Fue una breve y poco fructífera relación, por lo que Dean & Jean ficharon por discos Rust, una filial de la entonces próspera discográfica Laurie. Allí, por influencia del twist, empezaron a hacer rock & roll festivo y comercial, en algunos momentos indispensable en cualquier fiesta desmadrada que se preciase o en cualquier efervescencia de borrachos de bar. Oyendo sus temas uno no puede por menos que brindar, agarrarse al primer desconocido que pase y hacer la conga, y dejarse llevar entre los vapores etílicos (oh, me encanta beber). Es por ello que sus discos se venderían bien en las zonas universitarias, para ser pinchadas en las fiestas de las fraternidades de tanto calado en Estados Unidos. Precisamente por eso algunos llamarían a este rock & roll festivalero y despreocupado frat rock. Grqacias a todo lo dicho es ahora cuando triunfaron de verdad, en principio estatalmente con el baile de moda "Dance the roach" (1962), pero luego nacionalmente con "Tra la la la Suzy" (1963) y "Hey Dean, hey Jean" (1964), cuyos títulos nos dan una idea de que el único mensaje que se quería transmitir era que la vida es demasiado corta para estar amargado en casita y abstemio. Pausaron un tanto el estilo, volviendo a sus orígenes R&B y doo-wop a la vez que le añadían toques de los grupos de chicas de los 60, pero siempre haciendo piezas de gran calidad, como "Lovingly yours" (1965) o "She´s too respectable" (1966). Pero estas no se vendieron tan bien y la pareja decidió separar caminos ya que no hacían otra cosa que salir de gira (muchas veces teloneando a las grandes estrellas del rock) y no paraban en casa. Brenda se quedó en Rust e inició una carrera como cantante solista de rhythm & blues, regrabando "Thread your needle", obra propia que ya había editado con Dean, hoy día todo un clásico. Luego se casó, adoptando el apellido del marido, tanto legal como artísticamente, Melson, grabando un último single de soul antes de retirarse para hacer vida familiar: "The love game" (1967). Young, por su parte, siguió como guitarrista de estudio.
Músicos: Jean (voz) y Dean (voz y guitarra). "Hey Dean, hey Jean".

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