domingo, 3 de noviembre de 2013

Dick Clark (Nueva York, 1929 - Santa Mónica, 2012)

El Anticristo del rockabilly, el hombre en gran parte responsable del auge y caida del género (culpable único y absoluto de su final, según el radical escritor y músico Billy Poore) fue este Richard Wagstaff, que tal es su verdadero nombre, nacido en el neoyorquino barrio del Bronx. Su padre y su tío tenían una emisora de radio y, adoptando el nombre artístico de Dick Clark, empezó a aparecer por allí demostrando su ingenio incluso antes de haber terminado el instituto. Tipo muy inteligente y emprendedor, creó pronto, en 1952, su propio programa, "Bandstand", que transmitía conciertos juveniles desde Filadelfia. Los de la cadena de televisión ABC fijaron en él y le ficharon. Ahora se llamaría "American Bandstand" (1957), y pronto estaría recorriendo el país para transmitir conciertos y bailes desde diferentes institutos (o desde donde fuera) de Estados Unidos. Allí actuaron la inmensa mayoría de las grandes estrellas del rockabilly y el rock and roll que poblaban el páis en unas transmisiones alegres e inolvidables, ayudando a dar a conocer a esos artistas y a su música y propagando la afición por el rock and roll allá donde aun no hubiese llegado, y manteniéndola donde sí. Bandstand prontó acaparó los mejores horarios de la televisión nacional, incluyendo el de el sábado por la noche, y no tuvo rival en las audiencias. La idea era una genialidad salida del cerebro de un Clark que, para muchos jóvenes, era una especie de nuevo gurú del rock & roll una vez que la estrella de Alan Freed (vease) estaba empezando a declinar. La realidad era otra, Clark despreciaba el rockabilly como música y la forma de vivir de la juventud rockera, y su única preocupación era hacerse muy rico, muy rápido. El mercado de la música juvenil era el más provechoso en ese momento y Clark se dispuso a monopolizarlo sin el menor escrúpulo. Primero, aprovechándose de su fama como presetador del Bandstand, creó dos compañías publicitarias y de representación paralelas (que se hacían falsa competencia) para llevar la carrera de diferentes artistas. Como, casualmente, era él el mayor promotor televisivo (y de radio) del rock en esos momentos, fueron muchos los que se refugiaron bajo sus alas en condiciones draconianas o, cuanto menos, abusivas. Así, Charlie Gracie le daba el 25% de sus ganancias en algunos momentos solo a cambio de llevarle a su programa. Luego fundó una distribuidora de discos y tuvo parte en diferentes sellos y en una planta de prensado de discos. Creó una oficina de representación de artistas, pero que en realidad estaba solo dedicada a promocionar a Duane Eddy. Desde ese momento Eddy tocaba la sintonía de despedida del Bandstand siempre. Luego Clark creó Swan records (donde obtuvó el 50% de los derechos de autor de la canción "At the hop", de Danny & the Juniors, solo por haberle puesto el título) y consiguió de los productores televisivos el completo control sobre cuales artistas salían en su programa y cuales no. Compró acciones en la productora y para 1959 estaba cercano a acaparar el mercado. Solo un obstáculo se interpuso en su camino, el escándalo payola (vease). Acusado, como muchos otros pincha-discos y presentadores de poner una música en vez de otras a cambio de sobornos o para lucrarse de forma poco ética, Clark se defendió convincentemente (dijo, por ejemplo, que siempre ponía a Eddy porque su programa tenía que terminar con un tema instrumental. El jurado no cayó en la cuenta, seguramente debido a una ignorancia supina o a otro soborno, en la cantidad de otros genios del instro que no recalaron por allí jamás) y Clark salió de los juzgados limpio como una patena y muy fortalecido. Fue una doble victoria, en tanto en cuanto su gran rival, Alan Freed, fue condenado, seguramente por defenderse con más estilo pero menos pragmatismo (preguntado si aceptaría un Cadillac a cambio de pinchar determinadas canciones contestó que "depende del color". El público se rió mucho, el tribunal no). Con el control casi total del mercado podía alterar los gustos del público en gran medida. Clark se dio cuenta que los artistas de rockabilly no solo no se dejaban manejar, sino que no eran aptos, con sus letras y su actitud, para todos los públicos. Los padres, abuelas y demás no podían desecharse como mercado, y Clark fue uno de los grandes promotores, en sus discográficas y programas, de los nuevos y edulcorados ídolos para adolescentes que transformaron las letras del rock en inanes melodías amorosas, y su música en atemperado rock suave. Gran parte de estos teen idols de éxito estuvieron bajo la batuta y la guía de Clark, que se benefició de sus éxitos en mayor o menor medida entre 1959 y 1960 (en este año los teen idols coparon las actuaciones del bandstand). El espíritu rockero que quedaba en estos cantantes high school, lo fue eliminando Clark imponiendo otras modas, primero el twist desde 1961, luego el surf desde 1964, luego el mersey beat, etc... Está claro que a nadie le ponen una pistola en la sién para que le guste una música u otra, y que todo evoluciona y cambia, y cuanto más las modas. Pero Clark se preocupó en acelerar estos cambios de forma artificial para su propio provecho, cerrando el camino a sus medios a artistas con gran proyección local, adulterando la música de otros a su gusto personal, o imponiendo a otros sin talento solo porque se plegaban a sus exigencias. Y sino que se lo pregunten a Ronnie Dawson, el cantante de rockabilly al que Clark fichó en su sello Swan solo para silenciarle. Clark era ya multimillonario a mediados de los años 60, y mucho más cuando se canceló el Bandstand en 1986. Para entonces ya empezaba a ser más conocido por otro programa, el concurso "The $10.000 pyramid" (1973-1988) y por la presentación de los especiales de Nochevieja. Pero siempre quería más, pensando que iba a vivir siempre. No le culpo, era famoso por su incréible buena salud y su aspecto juvenil incluso con más de 70 años, lo cual le hizo ganarse el gracioso apodo de "el adolescente más viejo de américa". Pero en el año 2004 sufrió un derrame cerebral y desde ese día su salud empezó a resentirse. Lo más duro fue la dificultad que empezó a experimentar en el habla, aunque ni por esas dejó de presentar en televisión prácticamente hasta el día de su muerte, a causa de un infarto. Para ser justos, le debemos a él, y solo a él, centenares de horas de grabación en directo de rock and roll que nunca hubieran tenido lugar, así como el siempre haber sido muy respetuoso con los artistas invitados, no como otros presentadores de su quinta. Así pues, que descanse en paz.
 
Danny & the Juniors cantan "At the Hop" en "American Bandstand" en 1958. Al final vemos brevemente a Clark.

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