Nacido en Andalucía (España) y de familia modesta, era muy joven cuando tuvo que ponerse a trabajar como camarero y, más tarde tuvo que emplearse en la sección de discos de unos grandes almacenes, lugar donde conoció y aprendió a amar el rock and roll que venía de los Estados Unidos a finales de los años 50. Montó un grupo junto a unos amigos y con ellos ganó un concurso en la radio cantando el "You´re my destiny", de Paul Anka, cuando solo tenía 15 años. Por ello le tomó bajo su protección un cazatalentos, pues acababa de quedar huérfano, que se lo llevó a Madrid en 1960 anglicanizando su nombre a Mike Rivers (moda ridícula entonces que, increiblemente, parece haber vuelto), pero en la capital española no tuvo suerte y practicamente vivió en la miseria hasta que discos Polygram vió en el chico el cantante ideal para lanzar en España la moda del twist y le contrató, editándole un EP de este género titulado precisamente "El rey del twist" (1962) pero llamándose ahora simplemente Mike Rios. Por estos derroteros continúa en sus siguientes discos, versioneando sobre todo ritmos de moda como el twist, el madison y el surf, además claro del rock and roll, acompañado por las bandas pioneras en España como Los Relámpagos o Los Sonor, destacando "Un diablo disfrazado" (1963) o "Bailando surfing" (1964). Curiosamente, cuando la fama empieza a acompañarle de forma masiva, recupera ya su nombre de Miguel Ríos, y poco después graba su versión de "Melodía encadenada" (1965) y aparece en su primera película, "Dos chicas locas, locas", un auténtico bodrio que sin embargo no dañó su carrera demasiado ya que ficha por discográficas cada vez más potentes y empieza a grabar temas originales a veces compuestos por él mismo, ahora orientados más hacia el sonido high school y la música ligera, también hace la impagable canción infantil "Caperucita ye-yé" (1966), junto a Los Impala, y participa en su segunda película, "Hamelín" (1967). Entonces, aprovechando la corriente del rock sinfónico, tiene su gran éxito con la adaptación de la novena sinfonía de Bethoveen, el "Himno de la alegría" (1970), que vende más de 10 millones de copias en todo el mundo y alcanza el número uno en España, Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia y Gran Bretaña. Su gran momento si, pero también su primer y peligroso acercamiento al rock cristiano, quizá involuntario y bien-intencionado pero siempre incongruente. Inicia unas multitudinarias giras y por fortuna edita un excelente disco en directo, uno de los primeros en español, lleno de versiones de clásicos de rock and roll como el "Tutti Frutti" o "El rock de la cárcel" (1972). En esos días le detienen por posesión de marihuana y, ya sea por efecto de la hierba o por cualquier otra tontuna, el caso es que le da por experimentar musicalmente y lanza al mercado una serie de birrias comprometidas y de fusión que apestan bastante. Eran sus momentos más bajos que le relegaron a un segundo plano, pozo del que empezó a salir con el reivindicativo "Los viejos rockeros nunca mueren" (1979), frase que ahora es ya casi un dicho más del refranero español, que anticipaba ya sus nuevos grandes éxitos "Santa Lucia" (1980), una balada que le dió otro número uno, y la fallidamente premonitoria "Año 2000" (1981). Publica un doble álbum en directo, "Rock and Ríos" (1982), repleto de versiones de joyas del rock and roll en español como "Mueve tus caderas", "Maneras de vivir", "Rock and roll en la plaza del pueblo" o "Sabado en la noche" pero que ya le meten de lleno en un patético intento por conectar con la juventud usando términos de moda hoy grotescamente obsoletos y vistiendo de forma muy hortera, impropia de un señor de su edad. Además toma cierto giro heavy light que se agudiza con su siguiente disco "El rock de una noche de verano" (1983) pero que le supone un éxito de ventas que redondea con la gira más multitudinaria de la historia de España. Pensando que todos los días son fiesta invirtió todo lo ganado en un macroespectáculo que recorrería la nación, "Rock en el ruedo" (1985), sin darse cuenta que ya estaba un poco pasado de rosca, dando consejos a los jóvenes sobre lo que está bien y lo que está mal, y ya pocos querían ir a verle. La ruina subsiguiente le llevó a otros proyectos más modestos, mejor remunerados y menos arriesgados como los "Encuentros de rock iberoamericano", que daban a conocer aqui el rock que se hacía en Sudamérica, y el magnífico programa de televisión "¡Que noche la de aquel año!", que daba un repaso al rock and roll desde 1962 a 1987, aunque nunca sabremos el porqué de esas fechas. Realiza exitosas giras por Sudamérica y, en algo indigno de un supuesto rockero, recibe la medalla al mérito en Bellas Artes en 1993 de manos de un real cretino. Luego monta una big band pero, dando una de cal y otra de arena, realiza una gira con petardos del calibre de Serrat y Victor Manuel y Ana Belén, aunque por fortuna le acompaña el gran rockero nacional Micky. En el siglo XXI se ha dedicado más a dar homenajes a amigos muertos del gremio y a recibirlos que a grabar. También siguió triunfando por Sudamérica (en Méjico D. F. actuó ante 100.000 personas) y editó un buen disco de blues, hasta que decidió retirarse de la música, en 2010.
Músicos: Miguel Ríos (voz), Mariano Díaz (teclados), Thijs Van Leer (teclados y flauta), Tato Gómez (bajo), Sergio Castillo (batería), Mario Argandoña (batería y guitarra rítmica) y Antonio García de Diego, Salvador y John Parsons (guitarra).
Versioneando "El ritmo de la lluvia" en 1963.
7 comentarios:
¡¡¡¡Acho, pon a los Nikis!!!!
Lo, lo, lo, lo, lo, lo, looooo...
(seguro que has visto la coña de video del imperio contraataca en youtube.
Decepcionante, simplemente decepcionante. Este señor es sólo una estafa. viene a ser al rock and roll lo que loquillo a la poesía: una postura que aprovechan para parecer lo que no son. Loquillo nunca debió ser más que un rocker macarra y M.R. nunca debió ser.
No le falta cierta razón al Látigo (¿eres mi Látigo Javi?). ¿y el anónimo es Iván? ¡Que follón! En todo caso gracias por vuestros comentarios.
Un abrazo.
no te puedo decir quien soy, sólo que me llaman látigo por mi destreza con el cintrón
Ja, ja, ja, Látigo eres el más grande.
La verdad es que me sorprendio ver esta entrada,tanto en tu blog como en tu libro, porque lo que menos me podía imaginar es que Miguel Ríos hiciera Rockabilly, pero se me ocurrio comprarme un cd con sus primeros éxitos de los años 60 y la verdad es que he quedado gratamente impresionado. Sobre todo con dos canciones como son "Popotitos", la cual solo conocía por la versión que hizo "la Década prodigiosa" en los 80, y "Pecosita", y sinceramente Jesús, tengo que darte las gracias porque sin tu libro y sin tu blog, los cuales estoy utilizando como guía para descubrir el rock an roll, 374nunca habría llegado a conocer estas dos canciones tan increíbles. Muchas gracias por todo y un cordial saludo.
Diego.
Bueno Diego, gracias de nuevo y encantado de tenerte por aquí otra vez. De todas formas no definiría a lo que hacía Miguel Ríos como rockabilly ya que le faltaba mordiente y mala leche, pero si como rock & roll y en ocasiones bastante bueno. El "Popotitos" es una versión en castellano del "Boney Maronie" de Larry Williams que inventaron los Teen Tops antes que Ríos. Un abrazo.
Publicar un comentario