Allá por el año 1956 Marilyn Monroe era el mito erótico cinematográfico del momento sin nadie que le llegase a la altura del tacón, sobre todo despues del éxito de "La tentación vive arriba", film que había dirigido Billy Wilder el año anterior. No es de extrañar, Marilyn tenía talento y sabía mezclar sensualidad con inocencia y eso la convertía en un diamante único que la 20th Century Fox no iba a desaprovechar. A las otras compañías no les quedaba otra que intentar encontrar a alguna que le pudiese hacer sombra y Paramount creyó haberlo hecho con Jayne Mansfield. Esta, a falta del talento interpretativo y musical de Monroe, tenía unas curvas tan impresionantes que bien podía hacer olvidar al público su escasez de otros dones. Para lanzarla al estrellato se creó un guión a medida de ella pero usando como cebo adicional la nueva música que entonces volvía locos a los jovenes, el rock and roll. Paramount, curiosamente asociada para la ocasión con la Fox, no reparó en gastos a la hora de que estrellas de la música apareciesen en la película y de este modo atraer a los adolescentes como moscas a las salas de cine. La lista de rockeros participantes en el film, cantando sus mejores canciones del momento es enorme y brillante: Fats Domino ("Blue monday"), Little Richard ("The girl can´t help it", dando título al film, "Ready Teddy" y "She´s got it"), The Platters ("You never, you know"), Gene Vincent (espectacular y mítica su interpretación aquí del "Be-bop-a-lula", con sus Blue Caps sacando a volar sus gorras), Eddie Cochran ("Twenty flight rock"), The Treniers ("Rockin´ is our business"), Nino Tempo ("Tempo´s tempo"), Abbey Lincoln (el gospel rockerizado "Spread the world"), The Chuckles ("Cinnamon sinner"), Eddie Fontaine ("Cool it baby"), Johnny Olenn ("My idea of love"), Ray Anthony ("Rock around the rock pile", que es un apaño muy pobre para rellenar, pero que cuenta con el peculiar sonido de sirena de coche de la protagonista, al parecer el único talento que la chica podía demostrar; y "Big band boogie"),...practicamente solo Elvis se quedó fuera ya que su caché, ya entonces, era demasiado alto. Los miembros del reparto también se animan a cantar. Así, Julie London luce su voz en la fallidamente sensual "Cry me a river" (digo que falla porque su partenaire Tom Ewell se pasa toda la escena haciendo el tonto con la poca gracia que le caracteriza), el niño prodigio Barry Gordon canta nada menos que el "Blue suede shoes" (y dice, tras ver pasar a la Mansfield: "si eso es una chica, entonces mi hermana no sé lo que es"), e incluso el veterano Edmond O´Brien se atreve con la parodía de lo fácil que es componer un rock que es el citado "Rock around the rock pile" (cuando la Mansfield canta bien, al fin, "Everytime", está doblada por Eileen Wilson). Otras estrellas del momento también aparecen para enriquecer el elenco, aun más si cabe, aunque su intervención no venga a cuento y haga perder el hilo a todo aquel que, inconscientemente, tratase de seguirlo. De modo que Betty Grable hace un número de burlesque mientras canta el "I wish coul shimmy like my sister Kate" y Bobby Troup pone "You got it made" como trasfondo, sonando también el "Something´s gotta give" de Johnny Mercer. En fin, un documento único para todos los amantes de la buena música y de las buenas mamellas. Quitando esto se trata de una comedia bastante mediocre como tal (olvidaros de las risas excepto en momentos concretos, como cuando se ironiza con el formato cinemascope, nuevo en esa época o la famosa imagen metafórica de la Mansfield con los cántaros de leche). Trata de un viejo gangster (O´Brien) que quiere que su bella protegida (Mansfield) triunfe en el mundo de la canción y para ello contrata a un representante algo borrachín (Ewell, precisamente el otro protagonista de "La tentación vive arriba") y los problemas que habrá cuando surja atracción entre estos dos últimos. Pero el argumento no parece sino el hilo de unión sin importancia entre los diferentes números musicales y no al revés, tal es su endeblez. Aun así el director Tashlin forma un batiburrillo bastante simpático y colorido (innovador Technicolor) que se ve hoy con agrado incluso por aquellos a los que no les gusta el rock and roll. En España la peli no se estrenó en salas de cine jamás y tuvimos que esperar muchos años para verla en televisión con títulos como "La chica no puede remediarlo", "La rubia y yo" o "Ella no puede evitarlo", según quién fuera el genio de turno a cargo de la programación. Cuando muchos años después llegó el formato DVD el film se tituló "Una rubia en la cumbre" pues al parecer pusieron a un equipo entero de superdotados trabajando 24 horas al día para buscar un nombre original.
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