"Cadillac records" (Darnell Martin, 2008)

La discográfica Chess de Chicago fue durante los años 50 un referente de la industría musical estadounidense gracias a las valientes apuestas que los hermanos Chess hicieron por jóvenes talentos del blues y el rhythm & blues. No solo eso, sus mayores estrellas eran todos negros, algo hasta entonces poco menos que revolucionario, y el título del film se debe a que los Chess regalaban un Cadillac a cada artista que lograba un número uno. La vida de Leonard Chess, el más implicado de los hermanos (curiosamente a su hermano Phil se le omite casi por completo), interpretado aquí por la estrella Adrien Brody, se nos narra desde sus más humildes orígenes hasta su trágico final, y es que su vida fue, hasta las últimas consecuencias, discos Chess. La película está bien narrada, por una de las pocas directoras con talento, es simpática y muy bien interpretada, con una banda sonora que no podía decepcionar, a base de blues, gospel, rhythm & blues y, como no podía ser de otra forma, rock & roll, género que en ciertos momentos fue el que tiró del carro de la discográfica cuando los otros géneros estaban de capa caida. Por la cinta vemos pasar a los grandes del R&B y R&R: Willie Dixon, Little Walter, Alan Freed, Muddy Waters (co-protagonista junto a Chess de esta historia), Etta James (interpretada por la ahora super-estrella Beyoncé, que participó también como productora para asegurarse que lucía como debía, aunque a mi sigue sin gustarme), Chuck Berry, Howlin´ Wolf, The Rolling Stones, ..., y claro, suenan los grandes éxitos que dieron a Chess, así como otros temas tangenciales, interpretados las mayoría de las veces por los actores que interpretan a los músicos o, si no es posible, por otros cantantes. Así el actor Jeffrey Wright está fabuloso en las canciones de Muddy Waters "Country blues", "I can´t be satisfied", "Forty days and forty nights", "I´m your hoochie coochie man" y "I´m a man" (de la que por desgracia también aparece una horrible versión rap a cargo de unos inútiles sin talento llamados Q-Tip). Beyoncé está bien, no le neguemos su excelente voz que le habría dado una carrera digna en otros momentos de la Historia, con "All I could do was cry", "Trust in me", "At last", "I´d rather go blind" y "Once in a lifetime". Columbus Short, que hace de Little Walter, canta "My babe" (también se oye la versión de que de ella hizo Elvis, un poco para ilustrar como los músicos blancos se enriquecieron de la música negra) pero deja "Juke", más complicada, en manos del cantante profesional Kim Wilson y el "Last night" que se oye es el original de Walter. Eamonn Walker, que interpreta a Howlin´ Wolf, canta "Smokestack lightin´". El cantante de hip-hop Yasiin Bey, junto a su grupo, hacen genialmente los éxitos de Berry "Maybellene", "Nadine", "No particular place to go" y "Promised land". Por cierto, que se incide en la película en la demanda por plagio de Berry contra los Beach Boys, pues consideraba que el "Surfin´ USA" de estos era tan solo una adaptación de su "Sweet little sixteen". Ganó, y es curioso como aquí el "Surfin´ USA" no aparece interpretado por los Chicos de la Playa, quizá molestos con la película por recordar esta mancha en su historial, sino por un conjunto desconocido llamado The Will Lee Voices. Como vemos una estupenda banda sonora en una estupenda película, fundamental para los amantes de la buena música y para los que sueñen con hacer algún desfalco en el mundo de los negocios cinematográficos. Y es que a pesar del altísimo presupuesto con el que contó, alguien debió embolsarse unos cuantos fajos, pues la producción da una sensación paupérrima, ya que si quitamos el muestrario de coches clásicos, las escenas se desarrollan siempre en las tres o cuatro mismas habitaciones y en los dos exteriores habilitados, que no son más que un triste callejón y un jardín. Y si no, fijaos en el traje que lleva Muddy Waters, el mismo durante toda la película, aunque pasen décadas y millones por sus manos. Ello redundó en taquilla y la película fue un fracaso que perdió mucho dinero.