sábado, 22 de diciembre de 2018

Rosalía (Madrid, 1944)

Nacida en la capital de España, su padre era bailarín en la compañía de variedades de la famosa vedette Celia Gámez. Ello la familiarizó con los escenarios, adquiriendo un descaró y unas tablas a muy temprana edad, lo que unido a su belleza, buena voz y tangenciales contactos la llevaron en seguida a actuar en la radio. Ganó un concurso para jóvenes talentos cuando solo tenía 16 años, y ello le abrió las puertas de un sin fin de actuaciones en salas de fiestas del país. Un amigo le presenta al omnipresente de la música española, el compositor y director musical Augusto Algueró, que ve posibilidades en la chica y se la recomienda a los del sello Zafiro. Estos la meten en la plantilla de su filial Iberofón, y estos a su vez, para probarla, la mandan a su sucursal inferior, Toreador. Aquí, aunque con menos medios, son también menos conservadores, y alejándola de las coplas y baladas a las cuales querían confinarla Algueró y otros ejecutivos, ven que son otros géneros los que encajan con la energía y espiritú rebelde de la chica, y le publican una serie de dinámicos temas, entre los que cabe destacar "Amor y rock & roll" (1960). no tiene éxito, pero se ve en ella un buen vehículo publicitario alternativo para promocionar otros temas de Algueró, por lo que se la lleva al festival de la canción hispano-portuguesa de 1961, que gana con "Romance de Andalucía". Luego, ya en Iberofón, se le edita el mediocre "Rosalía en Benidorm" (1962), a base de canciones de este, con el tema estrella "Enamorada", que había  ganado el festival de Benidorm del año anterior por boca de José Francis. Algueró seguirá empeñado en guiar su carrera, y con "El pañuelo manchado de rouge", un tema a medio camino entre el jazz y la corriente ye-yé, se la empezará a conocer un poco, pero está claro que por esa senda no se hace más que desaprovecharla, así que se confía su carrera al más abierto Luís Araque, que en seguida la encamina hacía el rock & roll en su vertiente bailable, destacando temas como "Me gustas mucho" (1963), ideal para los guateques, o una curiosa versión cantada del tema instro "Telstar". Muy parecida, aunque con letra castiza, era "La  hora", con la que ganó el entonces muy prestigioso festival de Benidorm de ese año. Este éxito hace que se la ascienda a la casa principal, Zafiro, cambiándosele la imagen rockera anterior a una más definitivamente ye-yé, con mini-faldas y pelo largo y rubio. Su sensacional versión del "Dile" fue su mayor éxito, y ya inmersa de lleno en la corriente ye-yé, también musicalmente, llegaran sus versiones de "Dominique" (1964) y "La chica ye-yé" (1965), que de momento parecen encumbrarla como líder de este sub-género. Pero entonces comete un error, pues marcha a Argentina para hacerse también con aquel mercado, y aunque graba algunos discos, alcanza cierta breve popularidad, conoció al que pronto sería su marido y llega a grabar una película con Palito Ortega, su ausencia hace que la gente se olvide de ella, sobre todo porque toma su lugar con mucha más fuerza la que hasta su marcha era la segunda del ranking ye-yé: Karina. Para cuando vuelve le será imposible recuperar su trono, aunque es ahora cuando graba su mejor tema, "La carta" (1967), una imponente y con más fuerza versión del original "The letter". Se va a discos Belter donde se le da mucha más libertad de acción, pero a pesar de ello termina igualmente acudiendo a festivales de la canción, españoles y extranjeros, donde ahora no logra que el éxito la sonría. De esta época es muy simpático "Siempre fuimos compañeros" (1970), y "Los dos" (1972) tiene el encanto de parecer salida de una película de destape. Además cantaría para los emigrantes españoles en Suiza y Alemania, pero cuando nace su hijo, en 1974, decide retirarse del espectáculo para criarle. Se instala en Alicante y se pasaría a la política, convirtiéndose en concejal. Pero se desencantaría de la política y desde entonces vive retirada de la vida pública, a pesar de que se la ha requerido infinidad de veces para aparecer en programas televisivos nostálgicos.  
Músicos: Rosalía (voz), Juan Carlos Calderón (piano), Los Relámpagos y la orquesta del maestro Torregrosa.    

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