martes, 15 de octubre de 2013

"Rock baby, rock It" (Michael Douglas Sporup, 1957)

El inefable Jack "El Tigre" Goldman, representante de la emergente estrella del rockabilly Johnny Carroll, ideó esta película como la vía de promoción definitiva de su pupilo, tomando como ejemplo las otras cintas publicitarias del rock & roll que en esos días llenaban las carteleras de los cines. Pero al contrario que en estas, un catálogo de los mejores artistas del momento, "Rock baby, rock It" estaba pensada para el lucimiento de los artistas que representaba Goldman en Tejas, todos auténticos desconocidos fuera del estado si exceptuamos a Carroll. Este debía convertirse definitivamente en una estrella gracias a su papel supuestamente protagonista. Y digo supuestamente porque no aparece hasta la mitad del escaso metraje y solo dice dos frases aparte de lo que canta. Así, Carroll interpreta nada menos que cuatro temas ("Crazy, crazy lovin´", "Wild, wild women", "Sugar baby" y "Rockin´ Maybelle", estas dos últimas compuestas en exclusiva para el film) y los demás, anunciados a bombo y platillo de forma más que engañosa como "las más nuevas estrellas del rock & roll", tienen también sus momentos de gloria hasta completar 17 temas, más la repetición de alguno. La cinta, que llamarla película sería insultar al Séptimo Arte, está interpretada por aficionados o por los mismos músicos, sin moverse de cuatro o cinco escenarios (una sala de baile, la cocina de una casa, un night-club, un despacho, una piscina...) de Dallas, con un sonido descoordinado, y con un argumento igual de inexistente que el presupuesto. Goldman, un tipo bastante repugnante, que no paraba de mascar ajo y al que le colgaban trozos de comida en su poblada barba, no pagaba a nadie, excusándose en que les estaba publicitando gratis. Para colmo se trajo a un técnico cinematográfico desde California, para nombrarle director y echarle a patadas el primer día de rodaje, poniéndose él al mando, lo que llevó a que su socio capitalista, uno de los músicos, abandonase el proyecto. Pues bien, la cinta empieza con la heterogenea banda The Cell Block 7 (no deben ser confundidos con un grupo homónimo californiano de música dixie) interpretando el rockabilly "Hot rock" (que debía ser el título original del film) durante unos títulos de crédito que ya dan idea del carácter amateur de la obra. Este grupo local, competente y divertido, es otra de esas bandas de jazz y swing que se pasaron al rock and roll, pero que consigue, gracias a su profesionalismo y saber estar, un buen momento musical. La fiesta se cortará de raiz cuando un gangster les de un ultimátum para abandonar el local. Sin inmutarse mucho, el grupo de doo-wop, que estaba en el baile, Don Coats & the Bon-Aires se sube al escenario y canta "Stop the world", acompañados por el albino guitarrista Donnie Gililland (en seguida volveremos a escuchar a los Bon-Aires, cantando en la radio "China star"). Dos de los chicos, para ganar adeptos a su causa, van a un club nocturno donde solo se sirven coca-colas. Allí están actuando el bailarín grupo de doo-wop The Five Stars (que interpretan magnificamente "Polly Molly" y "Your love is all I need"), el simpático, uniformado y dinámico grupo de R&B, Preacher Smith & the Deacons ("Eat your heart out") y el histriónico pianista Rosco Gordon & the Red Tops ("Chicken in the rough" y "Bop It"). Luego van a otro club, donde está Carroll tocando sus salvajes rockabillys y los Belew Twins, cantando "Lonesome" y "Love me baby". La aparición de estos gemelos idénticos es uno de los puntos álgidos del film. Los Belew dan bastante miedo, aunque sus canciones son divertidas, y tienen un extraño punto inquietante, sobre todo cuando, durante el solo de guitarra, se ponen a bailar con dos gemelas idénticas, igual de canijas que ellos. Cuando se organiza un concierto benéfico para salvar el club, en el Palace Theater, de Dallas, los mafiosos (interpretados por luchadores del gimnasio de al lado) acuden a reventarlo y Carroll no solo es el más perjudicado fisicamente, sino que demuestra que era un actor pésimo. Aun así el concierto es un éxito, con The Cell Block 7 tocando "The Saints come rockin´ in", una excelente versión de "La marcha de los Santos" estilo Nueva Orleans, con Preacher Smith y su "Roogie Doogie" (con un riff de guitarra muy valiente), con los Bon-Aires y su "Love never forgets", con The Five Stars y su "Juanita", anunciada en el cartel del film como un tema calypso (muy de moda entonces), aunque no es tal, y, por supuesto, Johnny Carroll. La velada y la película terminan, de forma poco menos que desconcertante, con Carroll cantando desde detrás del escenario para que se luzca sola la debutante bailarina Kay Wheeler, presentada como la Reina del Rock & Roll (!?) y que hace una danza muy, muy rara. Wheeler, que salió de gira con Carroll para animar los descansos, había sido la primera fundadora de un club de fans de Elvis Presley y luego salió bailando también en otra pelicula rocker, "Hot rod gang" (1958). Claramente, los grupos, ilusionados y talentosos, son de lo mejor de este film y resulta dificil explicar el porqué de que sus carreras no prosperarán mucho profesionalmente. De ellos, Leroy Cooper, saxofonista de Los Deacons, tocó bastante tiempo con Ray Charles y otros grandes artistas, falleciendo en el año 2009, mientras que su compañero Joe Johnson montó su propia banda y fueron de los primeros negros en actuar en clubs para blancos de Dallas. Volviendo a la película, decir que su ínfima calidad, empero, no evita que se la mire con simpatía pues, no solo dedica el 80 % de su metraje a actuaciones de rock & roll, sino es que es una especie de cápsula del tiempo, un falso documental de los años 50, sin los artificios del cine profesional. Pero esto es lo que vemos ahora, cuando se estrenó en su momento las críticas fueron malas y los protagonistas que acudieron al estreno se sintieron avergonzados. El mentado Gililland, sin ir más lejos, huyó del cine tapado por su abrigo, cual político saliendo de un juzgado. Por unas cosas y por otras, el caso es que la película se hizo aceptablemente popular, consiguiendo para Carroll muchas actuaciones, aunque no la fama mundial que Goldman le había augurado. Este le estafaría a Carroll buena parte de sus beneficios, acabando ambos en los tribunales y con sus carreras poco menos que finiquitadas por todo este asunto. Gililland fue prácticamente el único que cobró por su participación en la película gracias a su tenacidad: Le costó estar una semana acampado ante la puerta de Goldman para que le pagara los 50 $ que le debía. Luego siguió tocando la guitarra mientras estudiaba en la Universidad, uniendose a la prestigiosa One O´Clock Lab Band, el conjunto de jazz del campus (esta Universidad del Norte de Tejas es la única del mundo que tiene como una asignatura el jazz) y llegó a ser, brevemente, guitarrista de estudio para Sun Records. Luego se unió a la mencionada Joe Johnson Band, como único blanco, por lo cual tuvo grandes problemas. De hecho a principios de los años 60, durante una actuación en un club de Las Vegas, fue acompañado a la puerta a mitad de una actuación por el mismísimo Jack Ruby (el gangster que asesinó en directo por televisión a Lee Harvey Oswald, el supuesto asesino de Kennedy). Tras trabajar con la banda de Buster Smith se pasó al country en los años 70, enrolándose con grupos como Oak Cliff Tribute, de los cuales también fue manager, pero alternándolo, para completar ingresos, con diversos trabajos en el aeropuerto de Dallas. En esta época volvió a encontrarse con un Goldman casi ciego, y recordaron entre risas aquellos últimos tiempos de la inocencia hoy perdida de la joven América. Hasta el trailer era chapucero.

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