El swing no es otra cosa que una evolución comercial del jazz y el ragtime para hacerlo bailable (en parejas cogidas de la mano y mediante ritmos frenéticos y acrobacias) y facilmente vendible, tanto entre blancos como entre negros, a finales de los años 30 y durante los años 40. Partiendo del jazz la música se vuelve más alegre, menos libre y usa más instrumentos (aunque sin tener voz), formandose las llamadas Big Bands para interpretarlo, auténticas orquestas que solían llevar el nombre de su director y que solo se diferenciaban de las clásicas en un mayor protagonismo de los vientos y en que no eran serios maestros de conservatorio, sino simpáticos músicos que no dudaban en levantarse y bailar mientras tocaban. Así en los años 30 destacaron la Chick Webb Big Band y la Duke Ellington Orchestra, gracias a la fama que le dieron sus actuaciones en el famoso y gangsteril Cotton Club de Nueva York. Con la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial el swing experimentó un tremendo auge, para dar una imagen dinámica del país en conflicto y para animar a las jóvenes tropas con sus ritmos. Para ello hacía falta también ponerle letra, y en este sentido son más que destacable las Andrews Sisters, que uniformadas y cantando canciones como "Boogie Woogie bugle boy from Company B" o "Hot time in the town of Berlin" pretendían hacer más fácil el camino a la victoria. Eran, además, blancas, y el monopolio negro en las bandas de jazz se derrumbó, mejor para las discográficas, pues entonces los blancos eran los que tenían el dinero y los que compraban los discos, prefiriendo siempre a los de su raza. Se forman con lectores de partituras que no improvisen (alejandose por tanto cada vez más del jazz) y tienen, aparte de un carismático director, un solista lider destacado (generalmente el saxo). Así es como aparecen las fantásticas Big Bands de Benny Goodman (1938-1941), Woody Herman (1945-1949), Count Bassie (con mayor influencia del Boogie Woogie, el estilo hermano), Tommy Dorsey y, sobre todo, Glenn Miller (1937-1944) que con temas como "Chattanooga choo choo", "Pennsylvania 6-5000", "Moonlight serenade" y, desde luego, "In the mood" triunfó mundialmente, incluso entre países enemigos durante el conflicto. El swing tomó diversos nombres según los estados o sus mínimas variantes: Texas Tommy, shag, be-bop -más individualista-, jive -este una amalgama introducido por los soldados americanos en Europa y que derivó en el jumpín jive, más a base de saltos-, el shim-sham -en grupos paralelos-, etc, aunque realmente el término que perduró para todos ellos fue, casi en exclusiva, Swing. Cuando Miller desapareció sobre el canal de La Mancha, seguramente al ser derribado su avión por stukas alemanes, significó el fin de una época y, como ha pasado en todos los géneros, la pérdida trágica de su mejor representante. Pero paralelamente había pequeños combos que mantuvieron el swing alejado de esta comercialización del estilo, eran grupos muchas veces llamados hot clubs (el hot era la forma de tocar más pura del swing) de tres o cuatro virtuosos de los cuales salieron grandes músicos como Nat King Cole. En los años 50 la aparición del rock and roll (que se bailaba en principio casi exactamente igual que el swing, que a su vez lo había tomado del boogie-woogie y del jitterburg, estilos que derivaban del fox-trot y este último había evolucionado del charleston, y así sucesivamente. Durante una época se les llamó a estos bailes Jive, genericamente, para no hacerse lios) absorvió el estilo del que bebía, anulandolo completamente y haciendo que perdiera sentido ante los jóvenes. Sin embargo nunca dejó de existir, gracias a gente como Louis Prima o Las Fontane Sisters (que hacían versiones swing de temas de rock and roll) y vivió un revivalismo muy fuerte a finales de los años 80 gracias a tipos como Dave Taylor, Mitch Woods, Ray Gelato y, posteriormente, en los años 90, a la Brian Setzer Orchestra y a Big Sandy. Después, han surgido más grandes bandas entre las que destaca, sin duda, los Royal Crown Revue. Un estilo híbrido muy aconsejable es el western-swing, es decir, el swing mezclado con la música country, cuyos mejores representantes son Asleep at the Wheel.
Un buen compendio: La Orquesta de Brian Setzer interprendo el "In the mood" de Glenn Miller con la letra que le pusieron las Andrew Sister.
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