lunes, 31 de marzo de 2008

Teddy Boys

En el Londres de finales de los años 40, grupos de jóvenes descontentos con los mayores que les habían llevado a una guerra y a la ruina, empezaron a desobedecer ciertos tabús y anquilosados compartamientos sociales, rebelándose contra lo establecido y adoptando una manera de vestir pasada de moda que irritara a sus mayores, a base de largas cahquetas y corbatines. Se les llamó spivs (golfos), pero la realidad es que no estaban realmente unidos por una causa o música común, e incluso se llevaban mal entre las pandillas de los diversos barrios. Tuvo que surgir, a principios de los años 50, el skiffle (el antecedente británico del rock & roll), para que estos o nuevos jóvenes rebeldes se identificaran con un tema común (en este caso la música) y evolucionaran el vestir de los spivs con algunos detalles del reciente nuevo renacer de la moda del periodo eduardiano británico (1901 - 1910), popularizado ahora por los elegantes sastres del centro (y que los modestos sastres de barrio habían vulgarizado), tales como que a las largas levitas de jinete les pusieran adornos de terciopelo en cuello, puños y bolsillos, las camisas con altos cuellos, pantalones estrechos y lazos en lugar de corbatas. Por ello se les empezó a llamar teddys (diminutivo de Edward, por lo eduardiano), aunque su nombre original era cosh boys, los chicos de la porra, debido a que ya en 1954 habían matado a un muchacho a porrazos. No era su primer crimen pues un año antes habían matado a otro tirándole de un tren en marcha y a otro muchacho de un navajazo. El asesino de este último, Michael Davies, de 20 años y perteneciente a la temida pandilla Plough Boys, alegó en el juicio que la navaja que decían haberle visto en su bolsillo trasero era en realidad el peine plateado con el que se arreglaba el tupé. Fue sentenciado a muerte, pero se le conmutó la pena por el miedo a caer en otro error judicial como el que el año anterior había llevado a la horca a Derek Bentley en otro célebre y polémico caso (Davies saldría en libertad condicional en 1960). Volviendo al tema, la anacrónica forma de vestir eduardiana iba mezclada con añadidos de cosecha propia tales como los calcetines de colores chillones (que se veían claramente por lo corto de los pantalones) o los zapatones de gran suela, o boogies (o creepers), a poder ser de ante, y a poder ser de ante azul, y tupé. Las chicas, o teddy girls, que en principio iban vestidas con un aire masculino muy similar al de ellos, derivaron después hacia los polos, faldas de vuelo, zapatos planos, calcetines blancos y cola de caballo. Rapidamente el movimiento se extendió por toda Inglaterra, pasando despues al resto del Reino Unido, Francia, Alemania, el Benelux y a Estados Unidos. Se formaron bandas muy cerradas que no tardaron en chocar con otras pandillas juveniles adquiriendo pronto notoriedad en la prensa por sus encuentros cada vez más violentos. Los incidentes más graves se produjeron en Kent en 1954 (la batalla de St. Mary Cray) y en Nothing Hill en 1958 cuando unos 350 teds (como también se les llama), armados con barras de hierro, puños americanos y con sus cinturones de cuero con enormes hebillas, atacaron a todas las bandas de negros que se cruzaban a su paso en los primeros incidentes aparentemente racistas de la historia británica. Las peleas se prolongaron durante cinco dias dejando centenares de heridos por ambas partes (se dice que los teddys se ponían cuchillas de afeitar en el interior de sus solapas para que los que les agarraran por ahí se cortaran). Los teddys, llamados curiosamente por una parte de la prensa punks (gamberros), sufrieron desde entonces tal acoso policial y social que casi acaba con su movimiento (un ted, Ronald Marwood, fue incluso llevado a la horca al verse involucrado en una pelea que acabó con la vida de un policía). Pero es entonces cuando aparece la figura de uno de ellos, el galés Dan Coffey (vease su propia entrada) que les unió gracias al gusto común por el rock and roll clásico y el rockabilly más cerril, manteniendo viva la llama del movimiento durante los dificiles años 60, en la cual en muchos locales no dejaban entrar a nadie con estética eduardiana. En esta década la llegada de la estética pop y la conversión de muchos de estos teddys a un look más duro (rockers o moteros) convirtió a los teddys en bichos raros y se les empezó a llamar despectivamente, sobre todo en Estados Unidos, greasers, por la cantidad de gomina que llevaban y las inmensas patillas que empezaron a lucir. Intransigentes también en cuanto a otros tipos de música que traicionaran el rock & roll original, y luego el british rockabilly, no dudaban en agredir con violencia a todo aquel traicionara esos estilos, tal como hicieron con el beatle Stuart Sutcliffe cuando el grupo de Liverpool fue involucionando hacia el pop, causánsole heridas que a la postre le llevarían a la tumba. La aparición de nuevos grupos a los que idolatrar en Europa, como Crazy Cavan & the Rhythm Rockers, no hicieron sino fortalecer un movimiento que parecía en decadencia, algo que si sucedió de forma casi irremediable, en los Estados Unidos. En los años 70 no suavizaron su postura, más bien la radicalizaron ante la amenaza y herejía que suponía la llegada del punk, siendo famosos sus ataques físicos a Johnny Rotten y Kid Reed, líderes de los grupos punkies Sex Pistols y The Boys respectivamente. El cenit de su poder llegó en 1976 cuando se manifestaron por las calles de Londres (hermanados por una vez con el resto de rockers), liderados por los carismáticos "Gafas de sol" Ron, el rey de los teds, y por el pincha-discos Stuart Coleman, pidiendo que los medios de comunicación hicieran más caso al rock & roll, instalándose delante de la sede de la BBC y haciendo que los Flying Saucers tocasen desde un trailer. Este inaúdito e irrepetible hecho paralizó la ciudad y ocupó las portadas de los periódicos con titulares como "El regreso de los teddy boys". Se les hizo bastante caso y se organizaron programas solo de rockabilly y excelentes conciertos, pero de nuevo su violencia les crearía tan mala fama que volverían a ser relegados. Como hemos dicho la tomaron con el movimiento musical en auge, el punk, atacando a algunas de sus estrellas y la equivocada venganza punki les llevó a atacar a Lee Black Childers (apoderado de Los Heartbreakers), solo porque le gustaba llevar levitas y boogies, aunque no era un verdadero teddy boy. A finales de la década también esteticamente llevaron algunos a la exacerbación sus principios, llegando sus tupés y coloridos de sus atuendos a extremos casi ridiculos. Afortunadamente esta escalada de mal gusto se refrenó a partir de los años 80, sino no sé a donde habríamos llegado, volviendo a su buen gusto, sobriedad y elegancia original. Con altibajos en cuanto a su número el movimiento Teddy (llamados Blousons Noirs en Francia y Tayozokus en Japón, paises donde son bastante numerosos) sobrevive a dia de hoy.

Película informativa advirtiendo de la amenza que suponen los Teddy boys... y las Teddy girls, a principios de los años 50.

3 comentarios:

Eva dijo...

Pete Sutcliffe? no sería el beatle Stuart Sutcliffe?

Jesus el Rocker dijo...

Correctísimo Eva, estaría pensando en su compi Pete Best o que se yo. Se que sabrás perdonar el desliz que me dispongo a remendar.
Un beso.

ata dijo...

Hola Jesús, acabo de encontrar este artículo sobre el fenómeno Teddy muy curioso, cosas nuevas y otras no tanto, pero vamos, que hay chicha.
Lo pego aquí abajo:

http://www.nickelinthemachine.com/2011/07/teddy-boys-christmas-humphreys-and-the-murder-of-john-beckley-on-clapham-common-in-1953/