A principios de los años 40 la popularización del jazz y el swing entre los jóvenes negros de los suburbios del norte de Estados Unidos les llevó a adoptar unas ropas adecuadas para bailarlos y cómodas para pasar horas de juerga y danza en las juke-joints u otro tipo de clubs. A los zapatos de baile (generalmente bicolores) siguieron los pantalones de pinzas pero muy anchos, excepto en los tobillos, y los chaquetones largos. Algunos, al alcanzar cierto status, quisieron personalizar ese estilo aun más, como fue el caso del diseñador de ropa y trompetista Harold C. Fox, de Chicago, que empezó a poner solapas y vueltas de los bolsillo de diferente color (imitando un tanto la moda eduardiana inglesa), así como sombreros espectaculares adornados con plumas o joyas. El estilo de Fox, que él bautizó como zoot suit, en jerga algo así como ir doblemente bien vestido, causó sensación y pronto otros sastres de diversos guetos yanquis lo copiaron y lo vendieron entre los más jóvenes y rebeldes seguidores del swing, siendo su mayor escaparate el músico Cab Calloway. No tardó en extenderse a otras minorias descontentas que querían diferenciarse del típico blanco anglo-sajón y conservador, surgiendo así zoot suiters entre las comunidades filipina, irlandesa, italiana y, sobre todo, chicanos, que adoptando conciencia de pionera tribu urbana, decidieron bautizarse como pachucos, siendo su ídolo musical Lalo Guerrero. Sus vestimentas fueron prohibidas cuando Estados Unidos se incorporó a la Segunda Guerra Mundial en 1942 porque usaba demasiada tela, que era necesaria para otros menesteres en el conflicto. Además empezaron a ser muy mal vistos, considerados como vagos e inútiles por no estar luchando en el frente (en realidad era porque muchos de ellos eran menores de edad durante el conflicto), aunque el motivo que subyacía detrás no era otro que el racismo, al considerarse entonces a negros y chicanos la mayor fuente de delincuencia del país. Bien es cierto que ya entonces los pachucos habían formado algunas pandillas juveniles tendentes a pequeños delitos, y algunos zoot suiters negros se habían dedicado al proxenetismo (vistiendo ahora colores llamativos e incorporando otra sella de identidad a sus uniformes, la larguísima cadena de bolsillo que sujeta la cartera o las llaves, y el largo pelo engominado) pero la mayoría eran pacíficos jóvenes simplemente con ganas de juerga y de respuesta al militarismo de la sociedad adulta. Todo esto se vio como anti-americanismo y la gota que colmó el vaso surgió en el verano de 1942 en la ciudad de Los Angeles, epicentro de la sub-cultura pachuca. Un chicano llamado José Díaz apareció muerto en una pequeña laguna, acusándose del crimen a los miembros de la banda de la calle 38, todos pachucos. La prensa cargó contra todos los zoot suiters, acusándoles de anti-patriotismo (nunca obdecieron las leyes restrictivas contra sus ropajes) y ser el principal foco de delincuencia del momento. Gran parte del público empezó a opinar igual y los que más resentimiento mostraban contra ellos eran los soldados y marineros que esperaban para embarcarse rumbo al frente y a la muerte mientras estos vividores se quedaban en casita, bailando y bebiendo. La chispa saltó finalmente el 30 de mayo de 1943 cuando unos marineros soltaron unos piropos a unas chicas zoot-suiters (que vestían de forma similar a sus colegas masculinos) y los chicos respondieron con insultos, pasándose a los golpes y quedando uno de los marineros herido de gravedad. El 3 de junio otros marinos tuvieron una seria pelea con pachucos y esta vez la policía de Los Angeles respondió de forma desproporcionada, incluyendo numerosos agentes fuera de servicio que se unieron gustosos en lo que se dio en llamar "Escuadrón Venganza", deteniendo a numerosos zoot suiters, habiendo tenido que ver o no en el incidente. Al día siguiente, 200 marinos, ante la impasibilidad de las fuerzas del orden, se reunieron armados de porras para apalear, desnudar y quemar en piras públicas las ropas de todo zoot suiter que encontrasen por la calle. En los días siguientes los incidentes fueron subiendo en violencia cuando muchos civiles e incluso policías se unieron a los militares para atacar sobre todo a los zoot suiters, aunque por extensión muchos hispanos o negros jóvenes fueron atacados. Las hordas de vengadores entraban en cines, encendían las luces y desnudaban en el escenario a los zoot suiters, a veces orinando sobre sus ropas ante el escarnio público. La prensa blanca se cebó sobre todo con los pachucos, después de que una pachuca llamada Amelia Venegas se defendiese con un puño americano, acusándoles de gangsterismo. Hubo 150 heridos y 500 detenidos (la inmensa mayoría zoot-suiters) y L.A. aprobó una moción que ilegalizaba no solo el fabricar, sino el vestir zoot suits. La Armada, aunque defendía a sus hombres diciendo que actuaban en legítima defensa, quiso parar el caos, y el 7 de junio empezó a denegar permisos de salida y confinó a muchos marineros en barracones fuera de los límites de la ciudad. A mediados de junio los incidentes casi habían terminado en L.A. pero se habían extendido a otras ciudades como Nueva York, Filadelfia (donde incluso la banda musical de estética zoot suiter de Gene Krupa fue apaleada) y sobre todo Detroit, donde una pelea entre blancos y negros más o menos zoot suiters en un instituto, degeneró en los mayores incidentes racistas de la ciudad, llegándose a destruir un vecindario entero. Hubo tensiones diplomáticas entre Estados Unidos y Méjico e incluso un comité de investigación que nada solucionó, aunque pronto se vio claro que no fueron sino unos incidentes racistas de la peor calaña. Entro los zoot suiters que participaron y que siempre mantuvieron esto estaban célebres políticos posteriores, defensores de las minorias, como César Chávez o Malcolm X. Pero mientras tanto políticos mentirosos y periodistas vendidos dijeron que zoot-suit estaba patrocinado por el nazismo o relacionado con el comunismo, pasando a estar todavía peor visto, lo cual practicamente los extinguió. Aún quedaron algunos irreductibles, y todavía en 1946 el gobernador racista de Georgia, Eugene Talmadge, se quejaba de que "un zoot suiter negro, pluma en sombrero", había intantado sentarse en la iglesia al lado de una mujer blanca. Lo que no había descendido era el racismo de los polis de Los Angeles contra los mejicanos, y el 24 de diciembre de 1951, respondiendo a una pelea entre polis y chicanos más o menos pachucos, se llevó siete de estos a comisaría. Cuando corrió el rumor de que uno de los polis envuelto en la pelea había perdido un ojo, sus compañeros, borrachos en la comisaría por haber estado celebrando, bajaron a los calabozos y apalearon a los chicos detenidos casi hasta la muerte (hecho después recreado en la gran película "L.A. Confidential"). Hubo una investigación interna pero nada demasiado serio sucedió a los polis, y después de esto se puede decir que los Zoot Suiters desaparecieron completamente de las calles. Los teddy boys ingleses, que aparecieron poco después retomaron algunos detalles eduardianos de la vestimenta y los rockers actuales han tomado otros, como las largas cadenas de bolsillo. El pachuco Luís Váldez, envuelto en los incidentes de Los Angeles, escribiría y dirigiría una obra de teatro llamada "Zoot Suit" que él mismo llevaría al cine en 1981 y que se basaba en los incidentes citados. El protagonista sería el conocido actor Edward James Olmos, que nació en el Los Angeles de los disturbios y que, por cierto, tuvo una efímera banda de rock & roll. Olmos dirigiría y protagonizaría la cruda película "American me" (1992), donde se narran nuevamente los disturbios contra los zoo suits de Los Angeles de 1943, así como las primeras pandillas chicanas de los años 50. Ambos films son muy recomendables. En cuanto a los zoot suiters han reaparecido en el siglo XXI en cierto modo, más como una minoría excéntrica o estética de grupos musicales y solo para festivales dentro del mundo rockin´ que como una verdadera tribu urbana.
Un Calloway reivindicativo en plena época de los disturbios.
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