Simpática película que parece empezar allí donde termina “Rebelde sin causa” desde el punto de vista del rocker rival de James Dean. Y se preguntara más de un listillo, ¿Pero no moría ese tipo en la carrera de coches final?. Pues si, y ahí esta la gracia, la película nos narra lo sucedido a Bobby (interpretado por Lewis Smith), que así se llama el sujeto, una vez muerto. No le dejan entrar en el cielo, evidentemente, sino no sería un rockero, y debe pasar casi 20 años en el purgatorio, el tiempo que tarda su hijo en convertirse en un adolescente en la Tierra. Para purgar sus pecados, un ángel (montado en una fabulosa moto Indian, y encarnado por Richard Mulligan, el nervioso padre de "Enredo") le encarga que ayude a su hijo, fruto de las mofas de sus compañeros de instituto. Sí, y es que la novia de Bobby (la actriz que alguno de vosotros reconocerá como la terrible madre del Malcolm televisivo) estaba embarazada sin él saberlo el día de su muerte. Pues bien, Bobby cambiará a su hijo convirtiéndole en un anacrónico rocker a su imagen y semejanza. Eso si, la banda sonora no acompaña nada bien al argumento. Si quitamos el habitual recurso al "Whole lotte shakin´ goin´ on" de Jerry Lee Lewis para ilustrar los gloriosos momentos pasados (primeros años 60, dice un inculto rótulo en el film), el resto se pierde en los estilos más horteras de los ochenta: Nueva ola, funk, tecno-pop, heavy light, etc., convitiendo algunos momentos en realmente insoportables. Cuales son estas canciones es totalmente irrelevante.
Trozos del film. El chico celestial empieza ligando con la madre de Malcolm in the middle y luego habla con su superior el padre de Enredo. Que cosas.
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