Cadillac Eldorado de 1959
Esta compañía automovilística se fundó en 1902 como consecuencia de una escisión en el seno de los negocios del todopoderoso gurú de la industria Henry Ford. El nombre elegido fue en honor del explorador francés Antoine La Mothe, Señor de Cadillac, en cuyo escudo de armas se basa a su vez el logotipo de la compañía. Desde el principio se enfocó el negocio hacia la perfección en la calidades, el lujo y el diseño, convirtiendo los Cadillacs en sinónimo de éxito de quién los pudiera comprar, negando radicalmente la premisa de Ford de que cada americano podría tener uno de sus coches. Así, cuando la empresa fue absorvida por General Motors en 1909 la convirtieron en su rama de lujo, pero también en la especializada en construir vehículos oficiales como limusinas, ambulancias, coches fúnebres, etc. Cadillac se pusó a la cabeza de la industria en cuanto a innovación en cuestiones de velocidad (desarrollaron los motores V8, V12, V16...) y diseño, pero su precio les hacía muy sensibles a las fluctuaciones económicas, de tal modo que durante la Gran Depresión de los años 30 estuvo a punto de desaparecer pues apenas vendía 6000 vehículos anuales en todo el mundo. Pero la fabricación de coches para el ejército les salvó en gran medida, sobre todo cuando entraron en la Segunda Guerra Mundial. El pragmatismo nunca les hizo olvidar el estilismo, y de aquella época ya destaca por encima de la competencia una belleza como es el modelo Town de 1940. Pero por lo que a nosotros nos toca su más importante producción son los modelos de los años 50, el sueño motorizado de cualquier rocker (en mayor medida que los Buick, los Chevrolet y los Oldsmobile) no solo por su estética y calidad, sino porque es la representación sobre ruedas de la época dorada del rock & roll. Ya desde 1950, con el modelo Coupe de Ville, se empezaron a introducir los alerones traseros que tanta clase dan al vehículo y que fueron un sello distintivo de Cadillac durante muchos años, aunque alcanza su primera cota de perfección en el modelo Eldorado de 1953. Luego vendría el elegante Eldorado Brougham (1957) y el fascinante Eldorado Convertible (1959). Los faros, los colores chillones, los neumáticos blancos, los amplios interiores (sobre todo del asiento trasero), el encendedor eléctrico y la introducción de la radio en el coche lo convertían en el sueño de cualquier joven de los años 50. Durante aquellos años de bonanza ecónomica y aumento de la producción entraba dentro de lo posible que algún joven trabajador pudiese hacerse con uno, pero tras la crisis de principios de los años 70 volvió a convertirse en un exclusivo artículo de lujo (a no ser que estes en Cuba). Por el camino habían ido desapareciendo los alerones, pero se introdujo el sistema de aire acondicionado/calefacción. En la actualidad, aunque siguen apostando por la innovación y el diseño, la funcionalidad de este no tiene nada que ver con aquellas míticas preciosidades de los años 50.
Un anuncio yanqui de Cadillac de 1958.
1 comentario:
Tengo un antojo y sería mi gran ilusión. Me caso el año que viene y me encantaría ir en un cadillac como este...Ayudadme a conseguirlo.
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